¡Larga vida a Guardiola!
Pocas cosas hay más entrañables en el fútbol que
ver a un campeón llorando, como Pep Guardiola en el césped de Abu Dhabi tras la
final del mundial de clubes de 2009.
Lloraba no tanto por desahogo emocional como
por estar tocando lo absoluto, lo imposible. Había ganado seis de seis
competiciones posibles. Lo había ganado todo. Y es esta una combinación, la de
lo absoluto con lo imposible, con algo de lacrimógena.
Me recuerda al efecto del truco "Triple
coincidencia" de otro genio, Juan Tamariz (ver suso), que
también combina ambas sensaciones. Lo mismo que Tamariz hubiera podido
seguir haciendo coincidir barajas eternamente, esa temporada Guardiola hubiera podido seguir ganando títulos hasta el infinito.
Aquel día en Abu Dhabi, antes del choque, Pep
había aleccionado a sus jugadores con una frase que parece sacada de Los
300 o de Brave Heart (alguien podía grabar los discursos de los entrenadores deportivos en los vestuarios): si perdéis, seguiréis siendo
los mejores; pero si ganáis, seréis eternos.
Por eso hoy no ha llorado en su despedida,
porque ya se sabía eterno.
¡Pep Guardiola ha muerto, larga vida a Pep Guardiola!
Juan Tamariz (Triple coincidencia)